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Parto distócico. Cesárea en el bovino

Cuando un animal comienza con la "labor de parto", no podemos prever lo que sucederá y por ello tendremos que tener en cuenta los signos y las etapas por las que, en este caso, nuestro bovino pasará hasta llegar a la expulsión de la placenta.


En la experiencia que os traemos hoy, acudimos al lugar de aviso y nos encontramos un parto distócico, no se puede llevar a cabo mediante el proceso natural de la madre y por ello es imposible la expulsión del feto. Podemos encontrar este problema cuando los terneros son demasiado grandes o por una torsión uterina, siendo estas dos las causas más frecuentes que nos llevan a tomar la decisión de realizar la cesárea. Además de otros inconvenientes como pueden ser:


  • Dilatación cervical inadecuada (relajación insuficiente de los músculos del cérvix)

  • Anomalías del útero o la vagina de la vaca

  • Posición anormal del ternero no corregible a través de la vagina

  • Defectos fetales

  • Feto muerto



El primer objetivo en estas situaciones es asegurar la vida del animal y rapidez para ejecutar las actuaciones necesarias para llevar a término el nacimiento del nuevo mamífero, siempre teniendo en cuenta que en caso de vernos obligados a realizar una cesárea, esta es una cirugía se realiza en el medio rural y no en un quirófano correctamente desinfectado. Por este motivo, debemos elegir bien el lugar donde realizaremos la operación y evitar viento y lluvia.


Cuando intentamos manipular la cría para sacarla a través del canal de parto, vemos que en esta ocasión, es imposible se produzca un parto natural con normalidad y por ello decidimos proceder a la cesárea.


Las cesáreas normalmente se realizan con la madre de pie, con una incisión por el lado izquierdo en pared de piel y en pared abdominal para extraer al ternero. Esta cirugía consiste después en coser pared del útero, pared abdominal y piel. Tratamiento con antibioterapia y analgésicos.



Precaución postoperatoria es no juntarlo a otros animales por 24- 48 horas, pues se corre el riesgo de que al percibir olor a sangre lo molesten y lo monten, pudiendo llegar a matarlo. Es conveniente que el animal operado camine, es decir, dejarla en un potrero y no en el corral.

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