La otitis consiste en una enfermedad inflamatoria del conducto auditivo. Se trata de una patología multifactorial, que afecta tanto a perros como a gatos.
En estas especies, hay que destacar que la conformación anatómica de los pabellones auriculares favorece en gran medida la presentación de esta patología, pues proporciona un ambiente escasamente ventilado y oscuro que es idóneo para la proliferación de microorganismos.
Existen distintos tipos de otitis:
Otitis externa: la más frecuente y más importante y suele darse junto a otitis media. Esta última puede ocurrir de forma secundaria a una otitis externa, a una infección respiratoria o bien por infección en sangre.
Otitis internas: se suele dar como extensión de las otitis medias y afecta a las funciones vestibular y coclear del oído.
OTITIS EXTERNA
Principalmente consiste en una inflamación del conducto auditivo externo. En perros y gatos, el conducto auditivo se divide en dos porciones, tiene forma de "L", de forma que tiene una parte vertical y otra parte horizontal. Esta anatomía es la que dificulta la eliminación de líquidos, porque se acumula fácilmente.
Por otro lado, el tejido que recubre todo el pabellón auricular tiende a inflamarse y engrosarse, lo que agrava aún mas la ventilación del interior del oído, bloqueando el flujo de aire y de líquido hacia fuera del oído.
PRINCIPALES CAUSAS
Como hemos dicho, la aparición de esta patología puede deberse a diferentes factores:
Alergia: Cuadro típico con picor, enrojecimiento, costras y otitis con secreciones del oído. Aproximadamente el 75% de los caninos con otitis están relacionados a la presentación de dermatitis atópica. Los perros atópicos no son alérgicos a un solo tipo de polen, polvo o insecto, es por esto que la mayoría de las otitis alérgicas tienden a no ser estacionales, por lo tanto, la gravedad se prolonga por largos períodos de tiempo desde primavera a otoño.
Traumáticas: La existencia de heridas en el canal auditivo, como consecuencia de traumas o el uso inapropiado de instrumentos de limpieza. Estos pueden provocar cambios inflamatorios primarios en el oído, además del riesgo de ulceración del canal y exposición de los elementos dérmicos a bacterias y levaduras.
Infecciones bacterianas: bacterias como Staphylococcus y Pseudomonas, son unas de las principales causas de otitis externa en perros. Suelen localizarse en el conducto auditivo externo, colonizándolo, dando lugar a inflamación en irritación.
Infecciones fúngicas: Las levaduras, como Malassezia, son otra causa frecuente de otitis en perros. El clima idóneo para el crecimiento de estos hongos en un ambiente cálido y húmedo, el cual se puede dar en el oído de los perros, especialmente en aquellos que tienen las orejas largas y caídas.
Parasitarias: se produce por la infestación por parásitos como Otodectes cynotis, Sarcoptes scabiei, Cheyletiella spp y Eutrombicula. Normalmente producen, una leve o marcada acumulación de exudado de color café o negro, ceroso o costroso en los canales auditivos. Tienen mucho prurito y como consecuencia del rascado, provoca alopecia secundaria y excoriaciones en oreja y cabeza. Puede ir acompañado de inflamación dentro o cerca de la oreja.
Cuerpos extraños: Pueden causar irritación local, por lo que pueden acabar desarrollando una otitis externa. Por ejemplo ocurre con pequeños tallos, aristas de plantas y espigas.
SIGNOS CLÍNICOS
Inflamación del canal externo
Eritema en el pabellón auricular, meato externo y revestimiento del canal externo
Sacudida de cabeza
Rascado de las orejas
descarga ótica (ceruminosa o purulenta)
Evidencia de auto-traumatismo y excoriaciones
Hematomas auriculares
Dermatitis húmeda
Mal olor
Inflamación
Dolor
DIAGNÓSTICO
A excepción de la posible presencia de un tumor, cuerpo extraño o estrechamiento/bloqueo del conducto auditivo externo. En primera instancia se intenta determinar la causa subyacente. Normalmente las otitis externas se tratan con medicamentos, pero para su diagnóstico el veterinario puede llevar a cabo los siguientes procedimientos:
Un examen otoscópico: para visualización del interior del canal auditivo externo. De esta forma se puede ver si hay anomalías en el conducto y tomar muestras del oído, para determinar si el paciente tiene problemas por presencia de levaduras, bacterias o ácaros.
El cultivo de la secreción de los oídos. Esto permite dar "nombre y apellidos" a qué bacterias podrían estar presentes y así poder indicarnos qué antibióticos podrían ser sensibles.
Radiografía o TC para evaluar el conducto auditivo externo y determinar si está afectado el oído medio.
Análisis de sangre: para conocer el grado de función de la glándula tiroidea y bioquímica sanguínea para comprobar si hay o no infecciones sistémicas.
Pruebas de alergias o raspados de piel para evaluar las alergias que cada día son más frecuentes
TRATAMIENTO
El tratamiento médico es preferible en aquellas mascotas que tienen inflamación y/o secreción de los conductos, pero no los tienen bloqueados.
En estos casos el tratamiento suele consistir en limpieza de los conductos y si es necesario aplicación de un medicamento en gotas cuyo función es la de acabar con ácaros, bacterias o levaduras.
Dado que estas infecciones suelen ser incomodas, en ocasiones se complementa el tratamiento ótico con analgésicos.
En caso de deberse a alergias pueden ser necesarios así mismo inyecciones o cambios de dieta.
EN RESUMEN, si sospecháis de posible otitis en vuestras mascotas el mejor consejo que os ofrecemos es acudir a vuestro centro veterinario para la realización de una exploración exhaustiva.
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